Ahora sí... soy Samuel

En vista de la felicidad que hay en casa, mis padres rescataron de nuevo mi blog. Gracias a Dios, llegó un día muy bello en mi historia: mi bautizo.

Fue en el mismo sitio en donde mis papitos se casaron: en el Colegio Eucarístico, pero esta vez en una capilla más pequeña. Fue una ceremonia íntima y recogida. De todas formas la falta de mi abuelita Clara sigue siendo una nota triste y por eso mis papitos optaron por hacer algo muy sencillo.

Fue un momento lindo. Mis padres sellaron ante Dios la felicidad de sabernos familia cristiana. Me bautizó el Padre Norberto y las hermanas mercedarias se encargaron de la misa, la capilla y los cantos.

Mi tía Gina fue la madrina (que reemplazó a mi abuelita Clara) y mi primo "Pico" (Federico) que vive en Houston fue el padrino (que debió ser reemplazado por mi tío Gustavo por aquello de estar en Estados Unidos).

Sin duda, un 24 de marzo muy especial.

De novedades, aunque muchos ya lo saben: ya voy al jardín. Mis padres inevitablemente regresaron al trabajo y yo me he iniciado en la dura vida escolar, en la que ya hablamos de loncheras, tareas, caídas, travesuras y hasta de izadas de bandera. Hoy justamente he traído a casa mi primera medalla, que aunque muy significativa no se compara con el gran premio al que nos hemos hecho acreedores los tres: tenernos para querernos toda la vida.

Hasta la próxima.